Capitulo V
-Elo querríais ir a bailar conmigo? - dijo Eodoros- tenemos mucho de que hablar-
- Claro que sí querido Amigo mío-
Avanzaron hacia el centro del gran salón, el techo alto y puntiagudo mostraba grandes lámparas de cristales que reflejaban luces de todos los colores, que se separaban con cada fragmento de cristal chocando contra el suelo de marfil. La luz era tenue, y los blancos muros cubiertos de grandes ventanas, reflejaban una gran luna cómplice de aquel festín que gozaban los Edeanos.
Él le sonrió y se quedó a menos de un metro de distancia, Elo realizó una leve reverencia, que Eodoros respondió muy artísticamente, la melodía se elevó e inundó los joviales corazones Edeanos, aquel son tan lento y elegante comenzó a impulsarles a danzar.
- ¿Me habéis contemplado para el coro?-
- Por supuesto – Exclamó muy risueño.
- Ya veo, por eso llevo este vestido tan lindo verdad?-
Eodoros rió, le tomó las manos mientras realizaba un precioso movimiento dijo muy lentamente- puede que hayamos cometido un error al no decírtelo…-
Elo respondía a los movimientos realizados por su maestro muy gentilmente, se había tranquilizado al oír la respuesta de su amigo, se animó a decir – no, para nada!, yo puedo cantar siempre que me sea permitido-
Eodoros volvió a reír- no me refería a los cantos, de todos modos luces maravillosa, no te sientas mal que tus ojos dejan de brillar-
- No entiendo ¿De que habláis maestro?-
- Puedo decirlo mas adelante?-
- si, claro que sí-
Siguieron bailando largo rato, Elo danzó junto a los altísimos, todos sonreían y le conversaban de cosas muy interesantes, en un momento Elo se sintió rara, su corazón comenzó a latir muy rápido, y sintió que le faltaba el aire, dejó de bailar, excusándose con uno de los altísimos, tomó asiento en las escaleras y junto a sus hermanas bebió un poco para calmarse. Se sentía muy rara, no solía enfermar, era muy raro que un Edeano enfermase.
Fueron a buscarle medicinas mientras se quedó ahí sentada, su vista se centró en alguien, estaba rodeado de personas, alto y bello, se quedó inmóvil al verle entre la gente, su entorno desapareció y no pudo quitarle la vista de encima. Él hablaba, muy divertido con muchas personas que le escuchaban atentamente.
- Elo, me estáis escuchando?-
- Que le ha sucedido a nuestra hermanita?-
- Elo escuchad, he traído vuestras medicinas-
- llamando a Edén, Elooooo!!-
-Lo siento- dijo suspirando, advirtió que sus hermanas le rodeaban, una de ellas le estaba entregando unas hierbas medicinales.
- ¿Qué es lo que tanto miráis hermana mía?-
- yo?, aquellos que danzan tan felices, me complace verles tan alegres y llenos de goce-
Rieron muy coquetas, le miraron y le acariciaron el cabello, tomaron sus manos y la llevaron a bailar.