lunes, abril 16, 2007

Elo

-Aún estás cantándole a esa planta?, no te cansas querida mía?-
Sin dudarlo sonrió y miró dulcemente a su querida hermana, no era pariente suyo, ni mucho menos; hace poco había viajado a un nuevo mundito, que se veía amenazado por la pereza, tenía mucho en que trabajar- Claro que no hermanita- respondió- venid sentaos junto a mí y cantemos juntas- se acomodó en el verde pasto y comenzó aplaudir y a tararear una melodía muy pegajosa-
- pero esa plantita se está muriendo, no ves que está sufriendo…- dijo tristemente. Aquella mujer vestía sencillo y humilde, yacía sentada con los brazos cruzados y las piernas dobladas, miraba esperando un milagro.
- Dicen que vienes de Edén, y que puedes ayudarnos a todos- habló para romper el silencio.
- Vengo de Edén, pero vine a ayudar a quienes no pueden ayudarse por si solos- las palmadas cesaron, le miró fijo y seria.
- No lo dije para que te molestes querida…- se excusó al momento que indicó a la planta – Crees que viva?-
- Ay por Dios, si está viviendo! No lo veis amada hermana mía? Estáis tan ciega en tu rutina que no advertís que vive! Me llena de tristeza saber que vivís en un mundo tan maravilloso y sin daros cuenta destruís vuestros campos-
- Pero joven Edeana tu vives junto al Padre y no conoces lo que es estar en nuestros cansados pies-
- Estáis llevando vuestro mundo hacia la tercera dimensión y les pesará haberse olvidado de la única ley existente en el universo- tomó sus manos con suavidad y las besó, ve a abrazar a tu familia y cántales una linda canción, veréis que mañana esta pequeña planta estará en perfectas condiciones-
La buena mujer se levantó y dijo decidida – Tienes razón, iré de inmediato y les cantaré algo muy lindo, por cierto querida mía, atrás tuyo dejé un canasto con comida para que no sufras hambre, vendré a visitarte mañana- le sonrió y se marchó.

No había lugar para tristezas en su firme corazón, ni para flaquezas, sentía una gran decepción por los hombres buenos que vivían ahí, estaban olvidando y creando envidia por sus otros hermanos, ella había sido afortunada de nacer en Edén, Pero sabía que todos los lugares siempre están unidos al Padre y eso no le producía envidia, su alegría era característica de ella, y su niñez tan impulsiva le convertían en una apasionada joven con energía suficiente para crear lo que la voluntad del altísimo quisiera.
Se sentó y observó la hermosa canasta tejida junto a aquel manto blanco que cubría deliciosas comidas hechas para saciar su hambre, no aguantó reír y revisar que comían aquellas personas. Ella no salía comer más de lo necesario, su jovial cuerpo estaba próximo a desaparecer, tan alba y delicada, alta y fina, casi incorpórea. Bebió un poco de leche y retomó la hermosa melodía que estaba entonando para su planta enferma.

- Ya es hora de irnos pequeña, ya has hecho tu parte en este lugar- Eodoros venía a buscarla. Su querido tutor y maestro de música, había acompañado a la osada muchacha a sanar con sus cantos, llevaba sandalias y una túnica color ocre muy linda y suave, se sentía muy querido y respetado en ese lugar, pero ya era momento de volver a Edén; la gran fiesta se acercaba y debía coordinar a la orquesta y hablar con muchos hermanos para que todo saliera de maravilla.
- De acuerdo, habéis visto que pude sanarla! Eodoros! Estoy muy feliz pude salvarla!! – Le indicó la planta que brillaba más que nunca y estaba tan firme su tallo que viviría por mucho tiempo más.
Eodoros rió junto a la muchacha, se abrazaron y caminaron largo rato entonando una melodía que le recordaba a hombres enanos jugando con cristales y chocándolos entre si.



- jajajaja Ya basta Eodoros!! Me causa risa, no hagas ese sonido jajajaja estoy muy cansada de reír no seáis malo conmigo jajaja bastaaaa-
Ya en la nave Eodoros con su altísimo sentido del humor animó a la muchacha largo rato y la hizo reír hasta sacarle lágrimas.
- Por cierto Elo ( Eodoros llamaba a la muchacha así junto a muchos altísimos que le apreciaban) sabéis que pronto Edén hará una gran fiesta?-
- Y no me habíais dicho!-
- será en el gran palacio-
- Dices en el gran palacio! Y Nadie me había avisado, si yo vivo ahí!!!!-
- Vendrán personas de todos los reinos! Ahora estaremos trabajando en la preciosa fiesta, tu siempre pasas fuera del palacio querida Elo-
Ambos rieron, descendieron a Edén, acordaron verse pronto para repasar algunos tonos y se separaron.

Estaba un poco agotada, regresó al palacio, sus hermanas rumoreaban en secreto, y reían, miraban a la joven chica y volvían a reír coquetas. Comenzó a subir las escaleras, quería contemplar su hermoso mundo desde su alto cuarto, en aquel ventanal donde imaginaba una melodía especial, que le llevara hacia un lugar especial.
Edén tan mágico y limpio, tan pequeño y grande, tan cercano a Dios, era observar al Padre en cada muro, cada roca, cada río, cada planta y árbol.
Su balcón era de marfil puro, y una gran enredadera había nacido de los barrotes que le formaban. Flores color violeta habían nacido y gozaban las preciosas melodías que Elo les entonaba. Estaba altamente feliz con su vida, amaba a sus hermanos, y se amaba a sí misma, pero no lograba descifrar que ocurría en su corazón, que latía como si le faltase una mitad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hermoso texto, de recuerdos casi olvidados... bellas imagenes se forman en la mente leyendolo

y no pude evitar sonreir al ver el contraste con el texto anterior

;D